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Ahondando sobre la intelectualidad de izquierda

Ahondando sobre la intelectualidad de izquierda

Riflexiones

Saben, yo estoy contra todo tipo de determinismo, menos en un caso, en el de Colón, quien al arribar a las costas cubanas expresó que esta era la tierra más fermosa que ojos humanos habeis visto.

Años después, cuando se formó la cubanía, el criollo incluyó en su idiosincrasia la adjetivación positiva del descubridor para todo lo autóctono de la isla. En Cuba todo lo que hay es de lo mejor del mundo.

¡Ay Colón! ¿Por qué hablaste tan a la ligera?

Desde entonces hemos tenido que cargar con ese San Benito de ser la tierra prometida, sobre todo a partir de 1959, en que la izquierda de otras tierras, exploradora de verdades eternas, nos volvió a descubrir, y como los tiempos cambian ahora afirman que esta sociedad que tenemos es también la fermosa del mundo.

Y hay una razón vital en esa afirmación, las izquierdas en el mundo viven  de nuestros logros revolucionarios –vacilan a costa de ellos-  y rechazan, como si fuera el diablo en persona, nuestros fracasos. Por supuesto, los fracasos para los cubanos: allá ellos, que ya sabrán como convertir las derrotas en victorias, para que esa izquierda mundial sume nuevos blasones a “sus conquistas”.

Mientras tanto, la calladita por respuesta, o la alusión servil, suave, adulterada, sobre algunas desviacioncitas del proceso revolucionario cubano.

Y me llama la atención un trabajo de Beatriz Stolowicz, profesora e investigadora de la UAM, México, quien a petición del nuevo Centro de Estudios de América de Cuba, redactó un artículo en homenaje al medio siglo de la Revolución Cubana.

Loas y reconocimientos de nuestro proceso aparte, -eso ya la izquierda está cansada de propalar y nosotros de disfrutar- lo discutible son algunos términos insertados en el positivo análisis de la articulista, que sugiero revise para que su trabajo recoja verdaderamente la real prestancia de la Revolución Cubana en el Siglo XXI.

Cuba llevó a cabo una profunda reforma intelectual y moral para que fueran los propios hombres y mujeres los sujetos de su emancipación; pero un análisis actual y serio de nuestra sociedad, demuestra que hoy en día el sujeto, con su verbo, y el resto del predicado incluido, andan perdidos, ¿y la emancipación? Pues, escondida como en un juego al tute.

La burocracia se ha adueñado de toda decisión por muy simple que sea en nuestro país, y el sujeto, que soy yo, usted y aquel, cuelga de esas decisiones como el péndulo de un reloj viejo.

Afirma la Stolowicz que la Revolución cubana creó un poder popular con capacidad de decisión para que esas instituciones fueran transformadoras, con la participación de toda la población en organizaciones de masas territoriales, con un liderazgo político responsable y audaz fusionado con su pueblo. ¡Qué descubrimiento!, todavía nosotros no nos hemos percatado.

Obvia la estudiosa toda la desnaturalización que han sufrido esas instituciones y organizaciones populares en nuestro país como consecuencias del verticalismo, voluntarismo y el estancamiento ideológico de la vanguardia revolucionaria, partido que sufre en estos momentos también la plaga del burocratismo.

Leído este documento no me queda otra alternativa que pensar que la señora, señorita,  Stolowicz refleja como debió ser nuestra Revolución y no lo que es en estos momentos, llegando incluso a afirmar que la política social cubana nada tiene de igualitarismos, cosa que está muy lejos de la realidad..

En Cuba reciben la misma cantidad de gratuidades el obrero vanguardia y el vago, el estudiante y el delincuente que no quiere estudiar, la mujer revolucionaria y aquella que esquiva el trabajo y vende su cuerpo por unos cuantos dólares, si eso no es igualitarismo que me digan como lo nombramos.

En Cuba no es el trabajo el motor impulsor para solventar las necesidades vitales de la existencia. ¿Por qué sucede así? ¿Es esto para la izquierda un modelo a seguir? Que recuerde, Cuba desde hace décadas no es autosuficiente económicamente, primero los “logros de la Revolución”  se mantuvieron gracias a los soviéticos, ahora, a Chávez. De estas cosas son las que debe hablar la izquierda, no solo de los supuestos logros en educación y salud pública, que entre otras cosas, no son tales para la generación que ahora tiene menos de 30 años, porque cuando nacieron ya tales privilegios existían. Y de allá a acá no perciben saltos evolutivos en nuestra sociedad, por eso emigran o no quieren trabajar.

Luego la investigadora afirma que la revolución llevó a cabo la unidad política de la diversidad de la izquierda en torno a Cuba, supongo que habla de los años sesenta del siglo pasado, porque en estos momentos  no existe tal, unidad de la izquierda  sobre  Cuba y además en el plano interno se le silencia.

Y si hay algo de unidad en aquellos que opinan, aconsejan y tratan de decidir por el revolucionario que vive en Cuba, apreciamos que en sus proyecciones muchos desconocen  aspectos claves de nuestra realidad nacional, ya lo afirmé al principio, ellos enarbolan los logros de la sociedad cubana y pocos se atreven a airear los trapos sucios de nuestro proceso.

Para salvar la paja en el ojo, la investigadora dice y cito:”este no ha sido un avance lineal ni mucho menos perfecto”, luego menciona los condicionamientos impuestos por el imperialismo, para concluir sesgadamente que también hubo “limitaciones internas, debido a formalizaciones y a concepciones que han afectado, en distintos momentos, su fuerza creadora colectiva en la que se ha basado su potencia”.

Hasta ahí llega su censura, cuando lo válido en estos momentos es analizar y llegar a conclusiones enjundiosas de cómo esas limitaciones, errores y desvíos, tienden –como advirtió Fidel en el 2005- a la reversibilidad del proceso.

Coincido con ella en que la carencia de una perspectiva estratégica hará que cualquier error en la dirección que se tome tenga profundas consecuencias negativas, por ello exigimos que se haga un Congreso del Partido que trace diáfanamente los pasos para fortalecer la construcción del socialismo democrático, participativo y decisorio en nuestro país, que dé al traste con el socialismo estatizado que niega toda la imagen libertadora y democrática de nuestra revolución.

El análisis de la investigadora sobre América Latina puede ser válido para esa región, pero no en el caso cubano, en Cuba no hay que enfrentar en primera instancia al capital internacional, sino a una burocracia conservadora enquistada en el poder, carente de nuevas ideas renovadoras del socialismo cubano.

Aplaudo cuando la escritora declara que evitar la discusión de los temas álgidos de los procesos revolucionarios aduciendo que se le hace el juego a la derecha o por razones geopolíticas, solo demuestra la corta mirada estratégica de los dirigentes revolucionarios.

Con ello –enfatiza Stolowicz- no solo se refuerza al imperialismo sino que se frustran las expectativas de cambios de nuestros pueblos. Ojalá que estas afirmaciones de la investigadora mexicana calen en algunos oídos peludos de la isla.

Luego tenemos un artículo del Dr. Atilio Borón, muy conocido aquí en la isla a partir de las frases calurosas que el Cro. Fidel le ha prodigado en sus Reflexiones.

No hay nada que me provoque más aversión que comparen a nuestra Revolución con la Francesa, porque aquella se fue a bolina para quedar como ejemplo de lo que debe y no debe hacerse, y nosotros aún estamos en el ruedo y tratando de poder hacer.

El Dr. Borón ataca a fondo en su artículo a las izquierdas de Argentina y Brasil y al del resto de América Latina cuando les pregunta ¿Por qué si Cuba hizo una Revolución, ellos no? A renglón seguido explica que las izquierdas de esos países fueron pusilánimes y timoratas a la hora de lanzar no ya una revolución, como la cubana, sino un modesto, un muy modesto programa de reformas sociales en el actual siglo.

Borón quiere resaltar en el proceso revolucionario cubano el papel jugado por la voluntad política, la conciencia y la organización, lo que se desprende faltó a la izquierda del continente. ¿Acaso la única forma de revolución es la que se uso en Cuba? ¿Acaso la Revolución Cubana ha logrado construir el socialismo? ¿Acaso el movimiento de recuperación de fábricas en Argentina no tiene nada que ver con el socialismo? ¿Acaso los cambios hacia la propiedad social en Venezuela y Brasil no tienen nada que ver con el socialismo?

La izquierda latinoamericana, como el socialismo estatizado soviético, que usted define en su artículo, también tiene sus coyunturas históricas, y se obvia o se olvida, que el proceso revolucionario cubano sorprendió a Washington, y desde entonces el imperio está alerta y ha destinado miles de millones de dólares a retrasar el proceso revolucionario en nuestro continente.

El hecho de que haya países en América Latina que no hayan hecho su revolución no nos debe hacer olvidar que no hay suelo latinoamericano que no este manchado de la sangre de muchos de sus mejores hijos por la liberación de su país y contra el imperialismo y los regímenes fascistas. Creo que debemos ser un poco más medidos a la hora de calificar de pusilánime o timoratas a las izquierdas de nuestro continente. Le recuerdo que el Che, que de timorato no tenía ni un pelo de su rala barba, regó también con su sangre las ansias libertadoras de los pueblos latinoamericanos.

Por otra parte,  cuando Borón aborda el papel del estado en la construcción del socialismo en Cuba afirma, que a falta de un modelo para imitar,  Cuba osciló entre la replicación de la experiencia soviética y el resto del ex campo socialista y por la otra la excepcional ingeniosidad e inventiva del cubano.

Y yo pregunto dos cosas, una, por que debemos imitar; segunda, a donde nos ha llevado la ingeniosidad e inventiva, cuando la palabra de orden era intentar nuestro socialismo propio. ¿Acaso para crear el estado socialista hay que partir de cero o de los clásicos? ¿Acaso el Che no atacó en las primicias de la revolución el manualismo, el dogma y el folleto?

Borón en su defensa a ultranza de la revolución cubana llega hasta afirmar que los cubanos para luchar contra el bloqueo y construir la supuesta sociedad socialista encontraron respuestas “eficaces”, aunque no necesariamente “eficientes”, para luego contradecirse citando a Fidel cuando dijo “cada vez que copiamos nos fue mal? Si nos fue mal ¿donde está la eficacia y la eficiencia?

Borón, no se como encaja eso en su diccionario, pero en el castellano la eficacia conlleva la eficiencia. Y aquí hace rato dejamos de ser eficientes y eficaces también, ni siquiera producimos lo que comemos.

Está usted en plena razón cuando dice que no hay socialismo de mercado, ¿pero niega acaso usted la necesidad del mercado en el socialismo? Le sugiero que profundice e investigue, para que nos ayude a derrotar el “socialismo de estado” que nos embrutece.

El modelo de estatización total de la economía que usted admite como una necesidad impuesta por determinadas circunstancias históricas y exalta por haber logrado un desarrollo increíble de la sociedad soviética, no deja por ello de ser un intento fallido de construir el socialismo, es un camino que lleva a ninguna parte y para ello solo debemos mirar que queda del ex campo socialista, como usted mismo dice “se desplomó sin un solo disparo, y ante la asombrosa indiferencia de la población”. ¡Es eso lo que Usted quiere para Cuba?

No tiene que convencerme usted de que la estatización total de la economía es, en la condición actual, inadecuada y contraproducente. Yo le agrego que no en las condiciones actuales, sino en cualquier condición, porque frena la iniciativa de los productores, porque genera una sociedad como la de Wells en su libro 1984, porque estatizando totalmente la economía se estatiza todo, hasta la cultura, el deporte, la recreación, se estatiza la vida.

Lo que no me convence es que después de atacar la economía estatizada venga usted a decirme que en Cuba vamos por buen camino porque nuestro Presidente haya dicho que una de las limitaciones del centralismo planificador era “la tendencia a aplicar la misma receta en todas partes”.

Aplaude usted  las intenciones de nuestra burocracia de crear una estructura estatal “más compacta y funcional, con menor número de organismos de la administración central del estado y una mejor distribución de las funciones que cumplen”.

Según usted la dirigencia cubana hace una lectura apropiada de las circunstancias actuales y, dentro de ellas, de las características que deben asumir la estructura y el funcionamiento de la organización estatal y la economía cubana.

Esas afirmaciones las he oído antes, creo que las oyó también Ulises, son cantos de sirenas, hace bastante ratos fueron oídas y   mire usted el estado actual de nuestra economía. Le faltó citar algo “Ahora si vamos a construir el socialismo”, o ese que dice “Si se puede”.

Usted añade que nuestra dirigencia está empeñada en explorar múltiples caminos mediante los cuales es posible avanzar en el control democrático y popular de la vida económica.

¿Dónde usted vive, Borón? ¿Quién le ha hecho cuentos de nuestra sociedad para que usted se ponga a afirmar tales tonterías? Como es usual, brilla por su ausencia en su análisis el papel de la clase obrera cubana y de América Latina, todo es el pueblo, las masas, la lucha, un análisis en el buen lenguaje del izquierdista burgués.

En Cuba no hay que organizar el estado actual, hay que cambiarlo, hay que socializar los medios de producción, eso lo dijeron Marx y Lenin.

En Cuba hay que socializar los medios de producción y hacer al obrero y a la clase campesina y al resto de la sociedad partícipe de las decisiones económicas y políticas del estado. Hay que convertir a los obreros en trabajadores asociados.

En Cuba hay que recrear nuevamente las instituciones y las organizaciones políticas y de masas y que ellas se tracen metas acorde a los momentos en que viven y no depender de lineamientos verticales emanados del estado.

Señor Borón, es triste ver como en Cuba envejece una Revolución a la par que sus dirigentes políticos y hay dos posibles respuestas: o perdimos el sendero en algún lugar de la vida, o hemos llegado a una encrucijada y no sabemos cual camino elegir.

El cubano de vanguardia sabe por donde caminar: más socialismo.

No me venga ahora con consejos rimbombantes de que la firmeza en la conducción revolucionaria y la unidad de todo un pueblo en defensa de su dignidad y su libertad mantendrá enhiesta la revolución cubana, esa es una receta de las que mencionó antes.

En recetas, sólo es válida la de tomar aspirina si le duele la cabeza.

No la cojamos ahora con las recetas, ellas culpa alguna tienen de nuestros problemas. En última instancia si se aplicó una mala receta fue firmada por una mano humana: he ahí el culpable.

 

Francotirador del Cauto

 

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