La Calle del Medio no es el Medio de la Calle.
Riflexiones
La publicación mensual “la Calle del Medio” es un tabloide cubano que en sus inicios agotaba sus tiradas en un abrir y cerrar de ojos, pero actualmente ya se pueden comprar varios números de un solo tirón en cualquiera de los estanquillos repartidos por toda la Ciudad de La Habana.
¿Se agotaron los esfuerzos para hacerlo novedoso? ¿Ha perdido el público su interés por el nuevo medio de prensa? ¿Por qué si antes era difícil obtenerlo ahora sobran ejemplares en los estanquillos? ¿Sus temas no son de interés del público?
El editorial de la edición 36 dice todo lo contrario cuando afirma que “cada número se agota rápidamente en los estanquillos”, pero la realidad es que al punto de venta al que acudí pude adquirir desde el 32 al 36, y de tales ediciones quedaban bastante por vender. ¿Es que se aumentó la tirada?
En el editorial citado se reseña que Santiago Alba Rico “como siempre, nos trae una provocadora reflexión”, y vaya si es provocadora la catilinaria de Alba Rico; no sé como al tan preocupado y director del tabloide, Enrique Ubieta, tan pendiente por la salud y la pureza de la izquierda cubana, haya dado el visto bueno a un artículo tan antimarxista, de esos que “encienden el intermitente hacia la izquierda y doblan hacia la derecha”.
Esto es quizás consecuencia de la tendencia cipaya de algunos denominados pensadores de izquierda en Cuba, quien veneran a la izquierda internacional acrítica hacia nuestro proceso y desean meter en la caldera del diablo a quienes in situ se enfrentan a las medidas capitalistas que la burocracia cubana pretenden entronizar en nuestra revolución.
Antes de referirme al artículo de Alba Rico, veamos que nos trae este número de La Calle del Medio: un artículo sobre Picasso, entrevista a Julio García Luis sobre el periodismo (el por hacer, no el que se hace todos los días en nuestra prensa), dos páginas con el cantante Tony Ávila, el ladrillo de Alba Rico, otro sobre los millonarios comprando equipos de futbol en Europa, una semblanza de Fina García Marruz y varios poemas de esa excepcional poetisa, dos páginas de humor gráfico, otras dos páginas sobre el pelotero Conrado Marrero, par de páginas culturales, similar de opiniones de los lectores, y la última dedicada a la cocina en la que si no tiene divisas no puedes hacer el plato recomendado.
Nada sobre nuestra realidad político social, por ello no me extraña que Ubieta esté metido por doquier ubicando sus disquisiciones políticas cuasi izquierdistas y atacando a los jóvenes del Observatorio Crítico, al parecer en su órgano de prensa esos temas son tabúes, y cuando algo se publica no es un periodista o escritor del patio, sino de la izquierda acrítica del extranjero.
Alba Rico es un hombre de pensamiento revolucionario, es decir, es un compañero, pero lo que afirmó en su artículo no procede…
El artículo de Santiago Alba Rico, tiene hasta un título derrotista “Lo poco que podemos, lo mucho que queremos” e intenta demostrarnos, pero no lo logra, “en lo que somos capaces de hacer y lo que somos capaces de representarnos”.
Para calzar su hipótesis (la tesis es lo demostrado) nos pone el ejemplo del bombardeo atómico, donde la imaginación, según él, no tiene recursos para establecer ninguna relación entre el simple gesto de un dedo aplicado sobre un cuadro de mandos y la muerte, miles de metros más abajo, de 180 mil personas. Parece que se le ha olvidado Hiroshima y Nagasaki.
Con tal razonamiento los pilotos de guerra, y el resto de la dirigencia nazi, hubieran salido absueltos en Núremberg. Si este señor hubiera aplicado el ejemplo de cómo, unos conscientes y otros no, destruimos el planeta ecológicamente quizás el ejemplo le hubiera salido mejor. Resulta difícil para una persona comprender el daño que le hacemos a la ecología lanzando al mar un saco plástico que demorara cientos de años en destruirse en ese medio, pero no es muy peliagudo reconocer el daño que se hace con las guerras.
Le recomiendo a Alba Rico visionar el documental norteamericano “El buen soldado” para que pueda profundizar en su hipótesis, pues ahí se puede apreciar que el soldado, los pilotos de guerra también, son consciente de los asesinatos que cometen.
Pero bien, no vamos a reproducir todo el ejercicio académico de Alba Rico en este artículo, vayamos a lo fundamental que es el final donde afirma que “la verdadera contradicción no es hoy, como pretendía el marxismo ortodoxo, entre fuerzas productivas y relaciones de producción, sino entre –por un lado- fuerzas destructivas y antropología humana; y entre –por otro lado- fuerzas “representativas” y recursos humanos”.
Sin hacer un esfuerzo sobrehumano, cualquiera con dos dedos de frente y sin mucha ortodoxia en el análisis, puede aseverar que la teoría marxista que desestima Alba Rico está ampliamente demostrada, mientras que su jerigonza no pasa de ser una hipótesis difícil de demostrar, cuando quiere trastocar las consecuencias como causa: esas fuerzas destructivas a las que se refiere son las que son dueñas del capital, consecuencia de una sociedad dividida en clases y en las que el capitalista es dueño de los medios de producción y responsables del genocidio humano actual.
Y este señor es algo animista cuando quiere endosarle a la técnica y a las armas un rol que pertenecen por completo al ser humano, será que piensa igual que los tejedores de Lion, según afirma, el capitalismo ha creado tecnologías incompatibles con la compasión, la ternura y la solidaridad, cuando lo que debió decir es que el capitalismo engendra seres inhumanos incompatibles con la compasión, la ternura y la solidaridad.
La energía nuclear es un logro de la ciencia, en el hombre está utilizarla con fines pacíficos o guerreristas. La esencia del sistema capitalista es quien deforma al ser humano, donde el hombre se convierte en el lobo del hombre. ¿Dónde estaba este señor durante las clases de marxismo?
Pero para saber por dónde fisgonea el autor el siguiente párrafo es representativo: “…el capitalismo ha creado también tecnologías incompatibles con la exclusión social que le es indisociable –con la pobreza, las fronteras y la marginación política- y que ponen en peligro, al mismo tiempo, el capitalismo y la humanidad”.
Preocupado Alba Rico por la desaparición del capitalismo primero y de la humanidad después, cuando lo real es que desaparezca el capitalismo y se preserve la humanidad, que es la razón de ser de todo socialista verdadero.
Es inexplicable que puedan existir intelectuales, a no ser que sean de derecha, que crean que “los que bombardean y consumen son incapaces de imaginar los efectos de sus acciones y por lo tanto el dolor de sus víctimas”. Sí lo saben bien, lo que les importa un bledo, porque lo único que les interesa es acumular capitales, esa es la esencia del sistema.
Quién va a creer que los capitalistas no saben lo que hacen, a no ser que sean sordos y ciegos. Aún me pregunto que pretende Alba Rico con este artículo y que utilidad le ve Ubieta a su publicación en un órgano de prensa cubano.
Para mí que Alba Rico en este artículo ha olvidado a la clase oprimida. Según él, los oprimidos un día pueden querer tanto y tanto y tanto, tan por encima de las posibilidades del mercado y del planeta, que cuando se pongan a reclamarlo no habrá más que dos alternativas: o cambiar dolorosamente de modelo (¿le duele eso a Alba Rico?) o inventar bombas mejores ¿es eso lo que quiere?
La mayoría de la humanidad aspira a una sociedad que le garantice vivienda, educación, salud y alimentos. La mayoría de los seres de este mundo no han dejado de ser humanos, quienes si lo han dejado de ser son los capitalistas, nada más hay que verlos hoy por hoy en sus acciones contra Libia, Siria, Egipto, Cuba, Venezuela, por mencionar algunos.
Yo prefiero ser ortodoxo al marxismo que comenzar a revisarlo para congraciarme con los imperialistas. Para nosotros está claro que no es el capitalismo el futuro de la sociedad mundial y que el socialismo, que no ha existido aún en parte alguna del globo, es una respuesta más humana a todos esos problemas que usted no supo tratar profundamente.
El día que un cañón, una bomba o un fusil piensen y sientan, entonces me sentaré nuevamente a leer este artículo para darle la razón.
Francotirador del Cauto
0 comentarios