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francotiradordelcauto

El primer cartucho del próximo combate

El primer cartucho del próximo combate

“Tus manos me hicieron y me formaron ¿Y luego te vuelves y me deshaces?

Job

 

Riflexiones

 

La paciencia de Job fue poca al lado de la que los revolucionarios cubanos hemos tenido respecto a los errores de nuestros dirigentes. También hemos soportado uno que otro ataque del dogmatismo y el oportunismo. Nuestra posición fue meridianamente expuesta en el  artículo recientemente publicado “Cuba: a lo mejor nos hemos perdido algo, pero no hemos sido derrotados”.  Ahora y a pesar de múltiples intentos por contribuir, hemos recibido una bofetada, que no tenemos más remedio que devolver.

 

Ya circula en nuestro país el mamotreto que servirá de base a la conferencia del partido y su lectura es decepcionante, seguimos cabalgando a lomos de una retórica que nos conduce al pasado. Enunciar que estamos obligados a modificar en la vida partidista  la mentalidad atada a dogmas y criterios obsoletos, sin definir ni precisar que dogmas y criterios son los obsoletos es de una superficialidad tremenda. Afirmar que es necesario propiciar en el Partido y demás instituciones un adecuado ambiente de trabajo que facilite y promueva el respeto y la confianza como premisas para dialogar, debatir, criticar y asegurar un estilo cada vez más participativo y democrático en la toma de decisiones, sin definir nuevos procedimientos para garantizarlo y sin modificar los estatutos, es de una superficialidad tremenda o una estafa ideológica. No es constructivo a estas alturas, pleno siglo XXI, no diferenciar estado, partido y sociedad y menos considerar patriotas a solo los partidarios de una determinada concepción filosófica, eso en el Siglo XX condujo al fascismo.

¿Quién a estas alturas puede creer que un partido escasamente democrático, por las causas que sean, lo resume todo y de que el pueblo de Cuba tiene que seguir empeñado en lo que ese partido, que nos ha llevado a la actual crisis, entiende como los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia? No acaban de comprender que de lo que se trata es de la cotidianidad y del futuro de nuestra nación, sin importar si coincide o no con las ilusiones que nos vienen de un pasado, que terminó ayer o hace unos instantes. No son con las ilusiones del pasado con las que se construye un país.

Si en  ese partido se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución ¿por qué estamos, como dice su principal líder, al borde del abismo? ¿Cómo seguir insistiendo que en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad, cuando desde el año 1989 la corrupción decapita a parte de su dirigencia y hoy mismo algunos de sus líderes estatales intermedios están acusados de tendernos un cable submarino de mala muerte  y se embolsilló en verdes constantes y sonantes la calidad que le quitaron a ese medio de comunicación?

Si ese partido es nuestro educador, nuestro maestro, nuestro guía y nuestra conciencia vigilante ¿por qué tenemos tantos problemas en la población de ética, moralidad, corrupción y la doble moral se ensaña a lo largo y ancho de la isla?

Pobre de aquel que a más de cinco décadas de revolución necesite de un partido para  ser capaces de ver sus errores, sus defectos y sus limitaciones; y es una mentira altisonante decir en pleno siglo XXI que en ese partido “nos sumamos todos y entre todos hacemos de cada uno de nosotros un soldado espartano de la más justa de las causas y de todos un gigante invencible”.

 

Toda esa introducción es pura cáscara de plátano, en la que resbalará algún tonto, si es que queda  alguno en Cuba, pero que aplaudirá fervientemente todo aquel que lucra y roba al amparo de ese Partido.

 

¿Cómo si ese Partido es tan omnisciente, omnipresente y omnipotente nos ha llevado al borde del abismo? ¿Es que acaso ser comunista en este país es un problema de fe? ¿Es un problema de seguir confiando en una dirigencia que nos abandonará al doblar de la esquina dada su edad octogenaria, y nos pide seguir confiando en ese partido que, hasta hoy, solo ha sido candil de la calle y oscuridad de su casa? ¿Quién los sustituirá?

 

Antes de hacer cualquier análisis en esa conferencia, se impone, para ser serios y consecuentes con el pueblo cubano, abandonar esas frases huecas y altisonantes y mostrarnos hacia donde nos han llevado los errores del partido, ese mismo partido que nos quieren  seguir imponiendo.

 

Y me pregunto algo más. Esa parte de la población que no es militante  comunista, o que no cree en el socialismo, por lo menos en ese socialismo que han conocido hasta hoy, esa parte de la población que es discriminada por diversas razones y a las que el partido no acoge en su seno, esa parte de la población que aspira a elegir directamente a su presidente y a su  parlamento; esa parte de la población que quieren otra tipo de sociedad  u otro tipo de socialismo, y que estudia, trabaja, construye y aporta desde sus ideales de otro tipo, ¿ seguirá por los siglos de los siglos discriminadas, o hacemos como los fascistas y para que no sufran tanto las mandamos a un campo de exterminio?

 

Indiscutiblemente que muchos en ese partido siguen encaramados en el Turquino y no han aprendido las lecciones de la historia. Ni siquiera aprenden de la historia reciente.

 Si los conceptos expuestos en la introducción del documento son los que sintetizan el pensamiento y acción del partido y nos guían en el empeño de construir una sociedad plenamente libre y soberana,  entonces, amigo mío,  el último que se vaya que apague el Morro.

 

Yo no quiero ser un espartano, solo quiero ser cubano y no tengo que ir a buscar a otras partes  ejemplos de  patriotismo. Esparta está muy lejos en la historia y seguro que muchos cubanos ni siquiera conocen tal ejemplo.

 

Además, el documento es mentiroso cuando afirma que “los principios del centralismo democrático, la dirección colectiva y la responsabilidad individual, como pilares de la organización y la estructura del Partido, mantienen plena vigencia y en ellos se sustenta la vocación de perfeccionarlo”. No se puede perfeccionar lo que no ha existido, si hubieran existido tales principios estuviéramos asomados al borde del precipicio mirando por donde va el capitalismo, pero es que desde 1989 sucedió a la inversa.

 

Es hora ya de que nuestros abuelos de la Sierra acaben de comprender que un partido único no puede sintetizar todos los ideales de una nación, y con ello no creo que el pluripartidismo sea la solución, pero la pluralidad de ideas que es un hecho real, tiene que tener canales de expresión y materialización o tendremos,  por los tiempos de los tiempos, grupos de derechos humanos, disidentes, salidas ilegales con sus consecuentes barbaridades como las del Remolcador 13 de Marzo, o el fusilamiento sumario de tres jóvenes negros, o más muertos en huelgas de hambre y a  un enemigo incidiendo en ese sector de la población incomprendido, hostigado, infeliz y amargado.

 

Si quieren tener el partido único y pueden hasta hoy, porque tienen el poder de los tribunales, pues piensen de una vez la fórmula que permita a la sociedad cubana expresarse en su multilateralidad. Es imposible que alguien crea que en Cuba todos quieren ser comunistas después de los resultados que ese tipo de falsa sociedad socialista  tuvo en el mundo.

 

Cómo nos piden nuevamente confiar y cómo pueden ensalzar al partido en la introducción, si el propio documento admite que “debemos meditar en los efectos contraproducentes de viejos hábitos que nada tienen que ver con el papel de vanguardia de la organización en la sociedad, entre ellos la superficialidad y formalismo con que se desarrolla el trabajo político-ideológico, la utilización de métodos y términos anticuados que no tienen en cuenta el nivel de instrucción de los militantes, la realización de reuniones excesivamente extensas y con frecuencia dentro de la jornada laboral, que debe ser sagrada, en primer lugar para los comunistas; con agendas muchas veces inflexibles indicadas por el organismo superior, sin diferenciar el escenario en que se desarrolla la vida de los militantes, las frecuentes convocatorias a actividades conmemorativas formales, con discursos más formales todavía y la organización de trabajos voluntarios en los días de descanso sin contenido real ni la debida coordinación, generando gastos y difundiendo el disgusto y la apatía entre nuestros compañeros.”

 

Ese partido hace rato dejo de ser un partido de vanguardia. Es por ello que si la  Conferencia Nacional del Partido, por mandato de su 6to. Congreso, tiene la responsabilidad de evaluar con objetividad y sentido crítico el trabajo de la organización, así como determinar con voluntad renovadora las transformaciones necesarias para situarlo a la altura de las circunstancias actuales, deben saltarse la introducción del documento y asentar más sus ideales en la pléyade de héroes de nuestras guerras independentistas del Siglo XIX y XX y en el funesto final que tuvo el socialismo en el siglo XX.

 

Hay que transformar el partido para que esté a tono con la realidad cubana, y no a la inversa, porque la razón última de un partido de la nación, es su pueblo, y desde hace rato todo lo que se legisla es contraproducente a la población.

 

Los imperialistas no son los que crean en nuestro pueblo  la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la Dirección de la Revolución y el Partido, lo que queda explicito en el documento partidario cuando  plantean que las fomentan, las excitan, las avivan, entonces tales deficiencias solo son consecuencias del sistema, por lo que es en el sistema donde tiene que incidir el partido para anularlas.

 

Si con nuestras acciones no desaparecen tales negatividades, pues de seguro que el enemigo cifrará sus esperanzas en nuestros errores, porque nos hace vulnerables, y no mucho esfuerzo tendrá que hacer el imperialismo yanqui para que lleguemos a la conclusión que no vemos futuro en nuestra sociedad, y si es de socialismo que estamos hablando; no tendrán que hacer mucho esfuerzo para revertir un socialismo que de hecho no existe.

 

La vulnerabilidad mayor no está en las intenciones imperiales, sino en la ceguera de la dirección de nuestro partido, que no acaba de dar los pasos precisos para socializar la propiedad en Cuba y construir el verdadero socialismo en nuestro país. No es construyendo campos de golf, ni vendiendo terrenos de por vidas a millonarios que construiremos el socialismo en nuestro país.

 

Lo que si nos queda claro es que el campo de las ideas sigue siendo un decisivo frente de lucha, entre los que pretenden hacer el socialismo con métodos capitalistas y los que creemos que aun es viable un socialismo marxiano.

 

Estiman este artículo demasiado duro. Nosotros también, pero a la insolencia y la falta de  respeto de la dirigencia burocrática actual-todos sin excepción- no se les puede dar ya más… ni un tantito así.

 

A propósito, para no pecar de tonto, le pregunté a mi amigo, el carpintero de la esquina, la opinión que tenía sobre el mencionado documento, y me dijo que durante el Sexto Congreso habían anunciado para la esperada Conferencia a la Sinfónica de Londres, pero al final quienes se aparecieron  fueron “los muñequitos de matanza”.

 

 

francotiradordelcauto@yahoo.es

 

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