San Lázaro no ve sus llagas.
Riflexiones
La prensa cubana sigue tratando de agarrar al toro por la cola, cuando lo que se trata es de dominarlo por los tarros, sobre todo si ese toro del que pretenden hablar se llama paternalismo.
Y a propósito tenemos al diario Granma que, en su edición del viernes 9 de octubre último, aborda el tema con el titulo “Él es paternalista, tú eres paternalista, yo soy paternalista…”, cuando aquí, desde que tengo uso de razón, fue el estado quien intentó y logró ser paternalista.
Una vez más la burocracia intenta endilgarle al pueblo las culpas que no le pertenecen.
El pueblo no puede ser paternalista, se acostumbra a que un estado sea paternalista, y más que se acostumbra, lo obligan a aceptar un estado de ese tipo.
Esos cuatro síndromes a los que hace referencia el periodista debió ponerles apellidos, es decir, uno pertenece al pueblo y los otros tres pertenecen en cuerpo y alma a la burocracia que nos intenta dirigir.
De acuerdo al periodista el primer síndrome es el del pichón y acusa al pueblo cubano de andar con la boca abierta debido a que buena parte de los mecanismos que hemos creado están concebidos para que nos lo den todo. ¿Es que ni siquiera cuando intentan abordar la realidad estos burócratas y sus defensores intentan un mínimo de seriedad?
Le pregunto a este periodista ¿eso que da la burocracia a los pichones con la boca abierta quien lo produjo? ¿De donde salió? ¿Acaso es maná?
Andan errando el camino aquellos que intentan echar las culpas al pueblo cubano de los errores de la burocracia en los últimos años. El análisis es más profundo y complejo y aquí es válida esa máxima de no dejar caminos por veredas.
Cuando queremos analizar nuestra situación económica, política y social, recordemos esa frase de Fidel relativa a que este pueblo merece la victoria, y eso no fue planteado a la ligera. Demasiados sacrificios ha hecho el cubano para que venga ahora un San Lázaro a que el pueblo le lama las llagas.
El artículo, que más bien podemos calificar de panfleto mediocre, arguye que solamente con más trabajo saldremos de la crisis, ello me recuerda esa anécdota de Macondo cuando sus pobladores descubrieron el hielo.
Me pregunto ¿que ha hecho entonces el pueblo cubano en estas cinco décadas? Le aconsejo al periodista que incline un poco el cuello hacia arriba y trate de ver si los problemas están en las concepciones y métodos de dirección; y si tiene problema de la cervical entonces que meta sus narices en los libros de Marx y conozca que el socialismo estatalizado que tenemos es la principal barrera que hay que vencer para salir adelante.
¿Acaso la debacle del campo socialista se debió a que también esos pueblos eran tan vagos como el cubano?
Para esta joya del periodismo el paternalismo arraigado hasta el tuétano en el pueblo cubano es un vicio que no deja avanzar y entorpece la claridad sobre las decisiones que debemos tomar entre todos.
Que yo sepa hace cincuenta años que mi opinión, ni la de nuestro pueblo, cuentan a la hora de las decisiones económicas en nuestro país, y precisamente es aquí, y no en el paternalismo que nos quiere inocular este periodista, donde radica el eje del mal.
El segundo síndrome es el del voleibol para explicar que nos hemos acostumbrado a saltar y lanzar la pelota para la otra cancha; el tercero el síndrome del avestruz y se refiere a que nos hemos habituado a meter la cabeza en el hueco; y el cuarto el síndrome del obstáculo para aquellos que al primer estorbo se detienen y esperan a que otros le quiten o salten por ellos.
Para serles sincero al leer el artículo en el diario Granma sobre el paternalismo veo claramente en él visos de los síndromes del voleibol, del avestruz y del obstáculo.
Y realmente, cualquiera de esos tres últimos síndromes solo pueden se aplicados a aquellos que tienen responsabilidades administrativas y políticas en toda la estructura nacional, provincial y municipal de los órganos políticos y administrativos del estado: en síntesis, a nuestra burocracia.
El artículo de Granma no convence a nadie cuando inicia su diatriba pidiendo al pueblo cubano racionalidad y sentido económico y afirmando que no podemos aspirar a más si no hay una evaluación objetiva y adoptamos las medidas para actuar con realismo y no con optimismo infundado.
Pura cascara gramatical. Llevamos cincuenta años pidiendo lo mismo.
Lo que hay que cambiar hermano es el sistema para que el trabajo sea realmente el motor impulsor de la sociedad, y para ello el pueblo cubano quiere más socialismo y menos estado paternalista.
El pueblo cubano quiere ser realmente el dueño de los medios de producción y salir definitivamente de la propiedad virtual de ellos, porque el estado dice que el obrero es dueño de los medios de producción, pero ese obrero lo único que puede hacer es vender su fuerza de trabajo como mercancía al patrón estado.
En su centro de trabajo enseñorea el Partido y el Sindicato, este último casi siempre apadrinando la administración, los planes de producción bajan de la instancia superior, y a fin de mes un magro salario que no alcanza para nada.
Entonces, si el estado quiere acabar con el paternalismo debe entregar al obrero la propiedad de los medios de producción, dejar que el obrero produzca y administre y sea el estado entonces el pichón con la boca abierta y estoy seguro que siempre andará con el buche lleno.
El periodista pide además comprensión de la sociedad para esperar por un plazo prudente de tiempo y lograr el proyecto de país que queremos.
Prudente ¿Cuánto es? ¿Cinco, cincuenta años? Podemos dar un plazo prudente, pero solo si realmente nos decidimos a hacer el socialismo democrático, participativo y decisorio que queremos.
Ah, y no me hablen más de huracanes. ¡Señores!, huracanes destrozaron las flotas españolas hace cuatro siglos. Es un mal necesario porque nos llena los embalses de agua. Además son inevitables. Más daño nos hace este estado inepto y paternal que tenemos y este problema si es evitable: acabemos de decidirnos por el socialismo verdadero.
Ninguna de las soluciones abordadas por el periodista nos sugieren ese socialismo: reajustes en la economía y el presupuesto para apretarle el cinturón al pueblo, búsqueda de soluciones propias para incrementar la producción material, aumento de la producción agrícola, el ahorro, etc., al final queda el mismo estado sin cambios sustanciales. Tales medidas las puede también adoptar Haití pues no conducen a sistema nuevo alguno.
Difícil le ha de resultar a este periodista escribir este artículo desde una perspectiva más profunda y diáfana; por ninguna parte veo alusión alguna a que el obrero cubano gana entre quince y veinte dólares al mes y una botella de aceite en el mercado de divisas la cuesta dos dólares, o que una libra de carne de puerco tiene el precio de un dólar.
¿Quién le ha dicho a nadie que el pueblo cubano quiere ponerle el cascabel al gato? No, lo que quiere ponerle son riendas para que el gato camine de acuerdo a los intereses de los obreros. La bulla del gato con sus cascabeles ya no le interesa a nadie en este país. Ese gato seguirá siempre con sus síndromes aunque lo encascabelen.
Es acertado el documento cuando se refiere a que la justicia social no es igualitarismo, sino la igualdad de derechos y oportunidades, que en el socialismo implica la distribución bajo ese lema de que “de cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo”; pero no quiero a un burócrata decidiendo al respecto, sino al obrero. Para que ello se cumpla lo primero es que exista la intención objetiva y real de construir el socialismo.
Creo que en las condiciones precarias de vida del obrero cubano actual al estado no le queda más remedio que ser paternalista y si quiere abandonar ese paternalismo acaben de traspasarle el poder al obrero como debe ser en el socialismo.
En buena lid todo el desvío de recursos en nuestra economía se debe a que el obrero se apropia ilegalmente de lo que el estado no le retribuye.
Sobre la eliminación de la libreta de abastecimiento solo será posible si el obrero de inmediato recibe en su salario ese subsidio estatal que el estado le da a los productos normados, de lo contrario toda la clase obrera cubana engrosara las filas de aquellas personas a las que, según el periodista, el estado deberá proteger por sus bajos ingresos. Estaríamos en las mismas.
Algo que me llama la atención en las afirmaciones de este periodista, que tiene la tendencia de culpar al pueblo de todos nuestros males, es cuando afirma que la Revolución fue desde sus inicios un torrente de justicia, que no siempre ha sido correspondido.
Para mi se ha ganado la medalla al mejor defensor de la burocracia.
Si el pueblo cubano no hubiera respondido y respaldado a la Revolución y a sus dirigentes, quizás usted estuviera ahora escribiendo en el Diario de la Marina.
La Revolución Cubana es y será gracias a su pueblo. Cese en sus ataques, que mejor pueblo que este ni mandado a hacer.
Octubre 9 del 2009
Francotirador del Cauto
francotiradordelcauto@yahoo.es
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1 comentario
Armienne -
¿Cuál es ese socialismo verdadero?
Parece que nunca ha existido y usted lo acaba de inventar.
El socialismo verdadero y real solo ha significado para los pueblos fracaso y represión.