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Más tinta que sudor o más sudor que salario.

Riflexiones

El pasado viernes 2 de Octubre la última página del diario Granma nos agrede con un artículo titulado “más tinta que sudor” y en él se intentan abordar los problemas que enfrentan los obreros en la aplicación de la Resolución 9 sobre sistemas de pagos en la Fábrica de Galletas de Pinar del Rio.

Resumamos los planteamientos de los obreros al diario:

Daymaris, la tecnóloga enojada porque la última reparación se la cargaron al plan productivo  y los trabajadores indirectos estuvieron tres meses sin recibir estimulación. Al periodista se le olvidó indagar a que había destinado  la dirección de esa empresa  la depreciación mensual que debe aplicarse a cada equipo con fines de mantenimiento y reparación.

Pastor, un jefe de turno, censura que cuando falta algún obrero y el resto que si fue a trabajar debe redoblar los esfuerzos para suplir la producción de los que faltaron, no se distribuye entre los asistentes el ingreso de los ausentes.

Al periodista se le olvidó examinar a donde va ese plus producto, si este no lo cobra el obrero que lo produce, ni el obrero ausente, ¿cómo se ingresa ese dinero en la contabilidad de la empresa?

Laura, auxiliar de elaboración, indignada porque en su empresa cobran lo mismo los más productivos que los menos productivos. Al periodista se le olvidó investigar de qué forma el trabajador en esa empresa es estimulado, si haciendo poco o mucho cobras igual.

Maikel, el hornero, con el oficio más duro del colectivo y su salario apenas se diferencia del resto de los trabajadores con oficios menos complicados, con lo que se obvia nuevamente la resolución 9 que establece pago por condiciones laborales anormales, incluyendo el pago por trabajos en alturas y la nocturnidad. ¿Maikel tendrá que trabajar de noche y subido a una escalera para mejorar su salario?

 

Para el periodista lo que ocurre en esa fábrica está amparado por el facilismo y la burocracia, pero se le  olvidó inquirir si acaso  los trabajadores fueran realmente los dueños de la fábrica estas cosas sucedieran.

Se le olvidó además auscultar cual es el papel del sindicato ante estos problemas y como ven esta situación los militantes del núcleo del partido de esa empresa, que se supone sea la vanguardia avanzada de los trabajadores en esa instancia.

El artículo pierde valor cuando por ninguna parte aparece el director de la empresa, o el subdirector o el Jefe del Núcleo del Partido opinando sobre estas situaciones.

Ese día, al parecer, no había ningún alto responsable en la fábrica y solo pudieron entrevistar a una subdirectora de recursos humanos de la Empresa de la Industria Alimentaria, la que ni siquiera labora en el centro mencionado, cuya conclusión puede definirse en “por que se quejan si antes estaban peor”. ¡Pobres obreros de la Fábrica de Galletas!

Para esta funcionaria el pago por resultados, que establece la Resolución 9, de la manera que la han llevado a la práctica “es imposible establecer una adecuada diferenciación del aporte realizado por un obrero determinado o por su turno de trabajo.

A mí, así a vuelo de totí, me parece que lo que nunca le han preguntado al obrero cómo se debe aplicar la mencionada resolución. Y si está mal aplicada la Resolución 9, al periodista se le olvidó averiguar quienes son los responsables de este desmadre. Así de pasada, quien sigue sufriendo los embates del burocratismo son los obreros de la Fábrica de Galletas de Pina del Rio.

Luego sale al ruedo el especialista principal de la Fábrica, quien explica que hay sistemas de pagos  individuales y colectivos. Agrega que se decidió aplicar en la fábrica el sistema colectivo, obvia quien tomó la decisión, pero supongo que no fueron los obreros, porque son ellos quienes protestan ahora por lo injusto del sistema.

Y una buena pregunta del periodista al especialista: ¿Y no le parece más justo buscar otra fórmula que posibilite que quienes más se esfuercen  reciban más?

Respuesta del especialista: Eso es muy engorroso.

 De lo que se desprende que la Resolución 9 para ese colectivo de trabajadores es pura tinta que no valora el sudor. Para la burocracia, al parecer,  en esa fábrica no hay soluciones.

Y el periodista nos explica como la burocracia se atrinchera para incumplir con una Resolución estatal que intenta aplicar una formula socialista de dar a cada cual según su trabajo, y afirma que a varios meses de la puesta en práctica de esta legislación en no pocos lugares de la provincia existe la percepción de que como sugiere la letra  de una vieja canción “la vida sigue igual”.

Nos quedamos en la expectativa para saber quienes opinan así y quienes son los culpables de esa huelga de brazos caídos de la burocracia pinareña ante una resolución que favorece a los obreros.

Para el Vicepresidente de la filial pinareña de la Asociación de Economistas de Cuba la inercia de aparato burocrático es la primera causante de este problema; pero burócrata al fin, pone en segundo término que hay insuficiente personal en el proceso de organización y normación del trabajo.

Sugiero no seguir inflando plantillas con funcionarios que no producen y capacitar a la ya abultada plantilla de burócratas en las empresas para que puedan dar feliz cumplimento a la nueva resolución 9. ¿O es que acaso hay que ser graduado universitario para diferenciar en una fábrica al obrero productivo del mediocre y del vago?

Esto pone en evidencia que el estado es un mal administrador, que el estado no sabe exigir siquiera a su burocracia que de cumplimiento a las leyes que el estado sanciona, y que  la burocracia no está interesada en mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora.

 

Y al final del artículo,  con el subtítulo “la otra cara”, el periodista nos trae a colación un cuento de ciencia ficción: la Empresa Agroindustrial Cubaquivir de Pinar del Rio desarrolló exitosamente la campaña de papa con 135 obreros, de mil que necesitó en campañas pasadas.

¿Cómo lo lograron? Pues según el director de esa empresa acordaron un sistema de pago “muy atractivo, que hizo que se disparara la productividad”.

Esto solo tiene una explicación, en las pasadas campañas habían contratado a mil vagos habituales para recoger la cosecha, o contrataron en esta campaña a 135 supermanes para cumplir las metas.

Apretaron muchachones. Así que con el 13 por ciento de la fuerza de trabajo lograron hacer la campaña. Quedé perplejo con el anuncio, porque por ninguna parte del artículo se menciona cual fue el novedoso sistema de pago aplicado. ¿Acaso es un nuevo secreto de estado?

Por favor, es urgente conocer ese método que logró que de 12 sacos que se recogían por hombre en la pasada campaña hayan logrado 45 en esta. ¿La papa era gigante?

Esta “nueva solución” debía ser generalizada a lo largo y ancho del país y podíamos dar marcha atrás a esa legislación que nos obliga trabajar hasta los 65 años por la supuesta escasez de fuerza laboral que existe en el país.

Francotirador del Cauto

3 de octubre del 2009

francotiradordelcauto@yahoo.es

http://francotiradordelcauto.blogia.com

 

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