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francotiradordelcauto

Polémica entre Guillermo Rodríguez Rivera y el Francotirador del Cauto



Carta
de
Guillermo
Rodriguez Rivera



Ciudad de la Habana,
10 de mayo de 2010.



 



Estimado amigo:



He leído su encendida diatriba en el ámbito de mi habitual lectura de
los útiles compendios informativos que nos prepara el Observatorio Crítico.



Como no deja usted títere con cabeza, imagino que tendrá en cartera las
respuestas para las tremendas interrogantes que nos echa a la cara, como si
viviéramos en un país de ciegos y no las hubiéramos visto desde hace rato.



Afirma usted que desde hace dos décadas “el país viene patas arriba” y
“nadie hace caso de los que claman por un socialismo verdadero”.



La verdad, querido amigo, es que hace dos décadas desapareció el único
socialismo que había existido, y hemos tenido que preguntarnos seriamente cuál
es ese socialismo verdadero por el que claman tantos – clamamos tantos
-- y al que parece darle usted el certificado de garantía, porque seguramente
lo conoce a la perfección.



Las increpaciones que hace usted a nuestra intelectualidad, que tan
importante ha sido siempre para ayudarnos a entender Cuba, me parecen ridículas
y profundamente irrespetuosas, porque la intelectualidad cubana es Heredia,
Varela, Céspedes, Luz Caballero, Mendive, Martí, Fernando Ortiz, Medardo
Vitier, Martínez Villena, Carpentier, Marinello, Guillén y muchos nombres
significativos de estos días, que dan a cada rato importantes valoraciones de nuestra
dura y digna vida actual.



Perdóneme, pero sus palabras rezuman –contra nuestros intelectuales –
aquello que Roque Dalton llamaba el “odio de poeta inédito”. ¿No será que
quiere usted ocupar, con su imagino que valentía a todo dar, uno de esos puestos
que ahora detentan tantos castrados?



Le voy a dar un consejo: opine, ilumínenos, díganos qué debemos hacer y,
por supuesto, abandone el pseudónimo, firme con su nombre, láncese al ruedo y
no tema, que las operacines por debajo del ombligo se las hacen a los que se
dejan. Si no es así, nadie va a conocerlo de veras.



 



Un saludo de Guillermo Rodriguez Rivera.



 



 



Respuesta del Francotirador a Guillermo Rodriguez Rivera



Ciudad de la Habana,
12 de mayo de 2010.



 



 



Cro. Guillermo Rodríguez Rivera:



Lamento hayas hecho causa común con quienes nos critican y censuran.
Estabas entre los que precisamente incluía como excepciones en mi artículo.



De cualquier forma le envio mi respuesta como un instrumento de diálogo
y sin intentar deacreditar su actitud revolucionaria conocida por todos.



He leido lo que considero su honesta y honrada respuesta y me apresto al
diálogo sin zaherir. Como no nos conocemos personalmente quisiera expresarle
que siempre trato de estar en ese lado de los que respetan el pensamiento
ajeno, en la creencia de que todos tenemos el derecho a pensar, expresar ideas
y sobre todo a que el auditorio las respete.



Yo, discrepo cuando usted dice, que no dejé títeres con cabezas, pues solo
he bordado un sayo para el que le acomode la talla se lo ponga, y para mayor
certeza en la costura, ese sayo no es de licra que cede, sino de tela tosca que
no estira.



Yo no soy un político, pero creo que el ser humano debe plantearse las
más altas interrogantes de su entorno y hacer todo lo posible por darles
respuestas, sin ello no podremos aportar algo al desarrollo de la humanidad, y
en este caso a nuestra patria.



Se equivoca usted al afirmar que hace dos décadas desapareció el único
socialismo que había existido. NO, no existía entonces socialismo, como tampoco
hubo socialismo en nuestro país.



Si usted es buen conocedor del marxismo reconocerá que aquel socialismo se
vició, se estatizó y cayó en manos de burocratas que hoy engrosan las filas de
millonarios y ricos en esos países. Entonces, estimado amigo, póngale el nombre
que quiera a aquello que existió, pero no lo llame socialismo. No contribuya a
que los huesos de Marx sigan estremeciéndose en su tumba.



¿No conoce cual es el socialismo verdadero? Nadie lo conoce, pero
advierto en la plataforma programática de Pedro Campos y sus seguidores un
serio esfuerzo por comenzar a construirlo, a lo cual me adhiero con todo el
fervor y de la cual soy signante con nombres y apellidos.



Nosotros como verdaderos comunistas tenemos un solo líder por un
socialismo democrático, participativo y decisorio, la patria, que es la que no
debe morir. Cualquier otro protagonismo sobra, no es de interés.



Las respuestas a esas interrogantes que nos trazamos, compañero, es la
obra revolucionaria y nunca los revolucionarios dicen tengo la razón con la
idea, sino que trabaja en ella para demostrar su razón, y para serle más franco
en eso de que aspiro a algun cargo, déjeme decirle que ni cartera tengo después
de dos décadas, pues tras mi magro sueldo solo podrá encontrar carencias. Me
conformaría con una vejez más apacible, pero como soy revolucionario el entorno
me encabrita.



Yo no se si vivo en un país de ciegos, de lo cual no me sentiría
agraviado, pues conozco de ciegos más videntes que aquellos que pueden mirar,
lo que si no aspiro es a vivir entre corderos, que solo saben balar ante los
peligros.



Coincido con usted, cuando dice como si “no las hubiéramos visto desde
hace rato”, precisamente a eso me refiero en mi artículo cuando citando a Roa
expongo que “
habia muchos que habiéndose acercado a la verdad no tenían el coraje de
decirla o imponerla”. El quid no es saber la verdad, sino imponerla. Por eso es
que admiro tanto al Fidel del 1959.



Entonces, coincidamos en que la cuestión, amigo, no está en ver la
verdad, sino en luchar por tratar de imponerla, o al menos tratar de acercarnos
a ella.



Creo, que partiendo del descalabro socioeconómico del campo socialista,
lo que si no es acertado es seguir obviando, que cuando se habla de socialismo
estamos hablando de socializar los medios de producción. No hay que ser un
zahorí para comprender eso, no hay que ser un experto para comprender que el
estatismo con su propiedad estatal de los medios solo lo que logra es una
burocracia parásita y cada vez más rica. Y la labor de todo comunista que
escribe es denunciarla y censurar a aquellos que sonrien por lo bajo o nadan en
el silencio para tener blanda vida.



Usted me disculpa, pero en cierto modo intenta desacreditarme cuando
afirma que mi artículo censura a “Heredia, Varela, Céspedes, Luz Caballero,
Mendive, Martí, Fernando Ortiz, Medardo Vitier, Martínez Villena, Carpentier,
Marinello, Guillén y muchos nombres significativos de estos días”. Eso, cro.
Rodriguez es manipular mi artículo.



No juegas limpio cuando me respondes con nombres y obras de otras épocas
a los que no me estoy refiriendo, aunque te pregunto, ¿donde están los Varelas,
Céspedes y los Martí en esta hora de la patria?



Eso suena más a mítin de protesta teledirigido que a un diálogo o una
discusión entre compañeros. Y si se siente ofendido, sus razones tendrá, porque
como generalizar es de tontos, bien establecido dejé reflejado en el artículo y
cito: “Perdónemme, cuando afirmo esto, no incluyo las contadas excepciones al
estilo de Silvio y Pablo y de otros pensadores que tímidamente analizan
nuestros problemas”.



Que extraño, nadie se sintió aludido, ¿Por qué usted?



 Es usted quien entra de lleno a
integrar esa zona, como usted llama, de lo ridículo y profundamente
irrespetuoso, cuando trata de tergiversar lo por mi expuesto.



Yo, Cro. Rodriguez no clamo, ya le dije clamar es como el balido del
cordero. Yo exijo, como cubano y revolucionario que la intelectualidad imite a
Martí y a toda esa pléyade de intelectuales que usted nombra.



Su otra estocada de mal gusto es atribuirme “el odio del poeta inédito”
o decirme que quiera ocupar el puesto de otros.    A nuestra edad solo esperamos del futuro…
el sepulcro.



Guillermo, cuando se escribe para un público hay que respetarlo. Por
ello, en mi artículo no ataqué a nadie, no censuré a personas, sino actitudes;
pero en su respuesta hay un ataque abierto hacia mi persona y eso es batear al
aire sin pelota en el camino, o ir en pelotas a un baile de frac y pajarilla.



Si usted no me conoce ¿como va a atacarme con ese desenfado.



Además, no es digno de su intelecto suponer aviesas intenciones en
alguién que no conoces. Jamás me ha pasado por la mente ponerme a la altura de
los intelectuales que conozco, incluyendote.



Hace cuatro décadas que tuve que elegir entre la tinta y la pólvora, y
mi decisión, cuando estaba lleno de arrojos, fue la pólvora.



No es usted el primero en pedirme que abandone mi seudo y escriba con mi
nombre. Muchas veces lo han hecho otros interesados con intenciones nada
sublimes. Voy a hacer con usted una excepción, puedo decirle que eso es
imposible, porque tras ese seudo de El Francotirador del Cauto hay muchos
autores dando sus opiniones.



No imagine que hay valentía, de esta por sentada, eso nunca nos ha
faltado. Quizás cuando en el pasado usted saboreaba una cerveza, una mujer o
unas vacaciones, nosotros, en ese entonces, no teníamos tiempo de escribir y
censurar como lo hacemos hoy, porque teníamos que derrochar coraje y mucha
inteligencia en otras partes del mundo y sentíamos en nuestros cuellos el vaho
apestoso del enemigo.  



Hoy ya nos jubilamos y no aspiramos a ser el cerdo de nochebuena, esos
que se capan para que engorden, sean mansos y sepan bien.



Se equivoca usted cuando afirma que nadie quiere ser un castrado, le
digo que los hay, siempre los hubo, no son solo producto de esta parodia de
socialismo. Relea bien mi artículo y deje de ser un pesado, hay quien se deja
castrar intelectualmente y hasta de los cojones por una vida blanda y cómoda.
Ese tipo de lecho se lo dejamos a los burócratas, nosotros preferimos la   cama del
fakir.



Amigo, mis palabras nada rezuman contra nuestros intelectuales, sino
contra los de vida blanda y egoista  que
temen decir la verdad.



El Francotirador del Cauto, señor Rodríguez, es una forma de ir contra
todo protagonismo, es como si se dijera que Liborio regresa y cambió su nombre.



Publicaré su carta y mi respuesta en mi blog para que los lectores tomen
posición, que es en definitiva lo más importante, no solo lo que crea usted o este
sniper que le tocó responder, por estar de guardia.



Una cosa más. Martí pretendía que los intelectuales se incorporaran a la
caballería, tal y como sucedió en el 1868 y en el 1895. El fue límpido ejemplo.
 Hoy por hoy, y esto, le repito, no va
con usted, sobran caballos y faltan jinetes.



Reciba mi abrazo fraternal



El Francotirador del Cauto



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