Apuntemos al cielo
Riflexiones
Leí en una ocasión, en una de esas novelas inéditas que circula de mano en mano en la isla, a un abuelo que le aconsejaba a su nieto que si apuntaba al cielo pusiera en la mirilla a Dios, porque él era el responsable directo de todo lo que sucedía en el planeta. Receta, que de ser cierta, no se aplica en el artículo titulado “Antisistemas habaneros: Tontos útiles del fascismo”, en las que el autor la emprende contra los jóvenes de la calle G.
Dejenme decirles que todos hemos sido jóvenes y teniendo ello en cuenta y si hemos madurado normalmente, puede razonarse que ese fenómeno de la calle G, de nuestra ciudad habanera, es un deficiencia cuya responsabilidad recae en la sociedad que debió educarlos y mostrarles un camino a seguir a esos adolescentes.
La generación nuestra del 60 tuvo siempre una tarea social que desarrollar y vivimos una época en que la doble moral, el secretismo de estado y el verticalismo aún no habia deformado a nuestra sociedad. Era una generación que tenía como meta el socialismo. ¿Cuál es la meta que tienen los jóvenes de la calle G? ¿Quedarse en la isla y mostrar su inconformidad con el sistema que no les da oportunidades meritorias o emigrar?
Desmenucemos el artículo para ver por donde ruedan las piedras. ¿Quién le ha dicho a persona alguna que la Revolución nos ha dado el derecho humano de nacer? Los niños nacen con Revolución o sin ella. ¿Es que acaso ahora vamos a darle connotación ideológica al semen?
¿Cómo persona alguna a esta altura puede afirmar que el estado cubano no ha hecho concesiones ideológicas, con los recientes pasos dados por el gobierno cubano, que prefiere dialogar con la Iglesia Católica a espaldas de su pueblo? Incluso, si hubieran hecho esas concesiones a los protestantes hubiera sido esa actitud un poco más consecuente, ya que al menos ese sector de la religión cubana se les ve cada año luchando en los Estados Unidos en contra del bloqueo y tratando de hacer llegar a Cuba su solidaridad mlitante?
¿Acaso este señor hace un olvido grande del período especial, etapa que puso en crisis todo nuestro sistema de valores?
¿Quien ha dicho que esos jóvenes quieren capitalismo? Esos jóvenes lo que quieren es vengarse de una sociedad donde prima la doble moral. Ellos no crearon esa doble moral, la imitan, de sus padres, de sus profesores, de la sociedad que los rodea.
Me enoja que alguien asevere que esos jóvenes nacidos con una serie de derechos básicos que sus padres jamás disfrutaron fueron logrados a costa de la sangre vertida por los jóvenes de los 60 del siglo pasado.
Amigo, pertenezco a esa generación de jóvenes de los 60 a los que haces referencia y te juro que si el sacrificio hecho fue en vano no se lo debemos a esos jóvenes de la calle G, sino a la debacle económico, social y política en la que nos encontramos. Y precisamente esos adolescentes, a los que debimos darles un futuro luminoso, no son culpables de nada de los que nos sucede, sino el producto de nuestros errores.
Nadie quiere ser como los jóvenes de Haití o el Congo, pero es que ninguno de esos pueblos ha logrado aún una revolución tirunfante y nosotros la tuvimos y Fidel dice que la estamos matando todos los días, y el hedor de esa matanza puede percibirse en la calle G. ¿Acaso no tienes olfato?
Así que los jóvenes se autoexcluyen. Tienes mirada corta, muchachón. Debistes decir que los excluyen, los marginan y los ignoran, a nosotros los viejos también, lo que sucede es que por la edad ya no podemos andar de hippies por ahí, porque nos dirían ridículos, pero ganas no me faltan de comenzar a citar a los jóvenes de los sesenta del siglo pasado, para comenzar a hacer tertulias al lado de la estatua de John Lennon, ahí en el Vedado, eso si, con un médico de la familia cerca, porque estos viejos aún se alteran y se les sube la presión cuando vemos las barbaridades que ocurren a diario.
Así que los jóvenes de la calle G son contestarios. Te quedas con el doble nueve enganchado. Toda juventud es contestataria, lo que necesita es que la sociedad canalice esas energías, esas ganas de hacer algo distinto, de mejorar la sociedad en la que viven, de crear un futuro mejor. Pero si carecen de los instrumentos necesarios no les queda otra alternativa que censurar la sociedad que los reprime, que los aparta.
Es más, nuestra generación estuvo conformada de jóvenes altruistas, lo dimos todo en aras de un futuro mejor. Nuestra generación anterior no fue así. Surgió una meritocracia que se creyó con el deber y la obligación de jamás ceder el poder a las nuevas generaciones. Todavía hoy, y ya en casi la cuarta edad, siguen dirigiendo.
Los jóvenes del 60 anda por ahí, de choferes de alquiler, de guardias de seguridad, de parqueadores, de trabajadores simples y todavía pensando en construir el socialismo, ese que de una vez le de a los obreros la riendas del poder y siguen tan apegados a Marx como a Martí.
Argumenta el escritor que esos jóvenes ansían el sueño americano, pero le pregunto, ¿quien no prefieren soñar en cualquier cosa, aunque sea una ilusión, una mentira, ante la pesadilla real que los atenaza? Yo a veces sueño que salgo paseando dado de la mano con Marilyn Monroe por todo el malecón habanero.Espero que no me digan por eso que soy contestario.
El autor cailifica a esos muchachos excéntricos por la noche, cobardes por el día, y argumenta que donde no hay base ideológica la cobardía estará siempre presente. Los censura por esconder su rebeldía. Ruego porque eso siga sucediendo, Sr. Alvarez, porque puede usted explicarme que pasaría el día que esos muchachos se llenen de valor y salgan a protestar a la calle, a hacer valer sus derechos, a luchar porque no se les margine de la sociedad.
¿Conoce usted Sr. Alvarez a lo que estaría dispuesto el estado cubano por mantener a su burocracia en el poder? Dejeme decirle, que cuando el campo socialista se hacía pedazos por sus propios errores, yo presencié, entonces, una conferencia del aquel que era Secretario Ideológico del Partido, Carlos Aldana, y lo oí aseverar que si tenían que sacar los tanques a la calle lo sacarían. No creo que esa posibilidad se haya disipado.
Luego se asevera en el artículo “los grupos antisistema occidentales no disimulan, pero esa diferencia no está vinculada a la "libertad" de la que, supuestamente, disfrutan, ya que son constantemente reprimidos, apaleados y encarcelados. Éstos tienen conciencia de clase”.
Resulta ser que nosotros al parecer estamos en occidente y somos occidentales y nuestra policia actual aplica los mismos métodos, reprimen, apalean y encarcelan.Conozco de primera mano hechos concretos en el pasado reciente, tan recientes como ayer mismo, en la que tres policias en la calle 70 de Playa la emprendieron contra un chofer de un auto, tres contra uno. A eso, señor Alvarez si puede llamarsele cobardía, como puede llamarsele cobardía estatal el reclutar jóvenes de las provincias orientales para que vengan a hacer en La Habana lo que no quiere hacer el habanero: reprimir a la población.
No es snobismo lo que tiene lugar en la calle G, son los primeros síntomas de una sociedad que se pudre, que está enferma y no aparece el remedio o el remedio existe y no se le quiere dar. No me venga con esos cuentos que intentan apergoyar a jóvenes indefensos y confundidos por una sociedad que no los sabe educar.
Le recomiendo entonces que la próxima vez que apunte al cielo, ponga en la mirilla a Dios que es el principal culpable. Ahora su disparo, ni siquiera rozó la copa de los árboles.
Francotirador del Cauto
Julio 7 del 2010
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